Semana de la Hispanidad
Ingrid Bejerman
Cuando vinimos a Montreal a cursar nuestras carreras a mediados de los noventa, mi hermana y yo hablábamos en castellano entre nosotras si queríamos evitar que los demás montrealenses —en el autobús, en un café, en la cola del supermercado— nos entendieran.
Nacimos en Brasil donde ocurría lo mismo. Era el lenguaje secreto default que aprendimos en casa, ya que nuestros padres son porteños, de Buenos Aires. Pero en nuestro país la segunda lengua es el inglés. Y como se quejaba Ney Matogrosso, la música latina —desde los boleros hasta el mismo tango del vecino del sur— es desconocida en el país verde/amarelo.
Al graduarnos, regresamos a nuestra tierra. Igual que casi todos nuestros colegas en McGill y Concordia, buscábamos mejores oportunidades fuera de Quebec: la recesión post-referéndum era una realidad.
Nuestras profesiones —yo periodista y gestora cultural, ella experta en informática— nos llevaron desde Brasil al mundo hispano. Vivimos en São Paulo, Brasilia, Lima, Guadalajara, Cartagena de Indias, Madrid, Buenos Aires y por esas vueltas de la vida, volvimos a Montreal.
Si alguien me hubiera dicho en el año 2001, cuando regresé a McGill para el doctorado, que en el 2018 la Assemblée Nationale aprobaría una Loi proclamant le Mois du patrimoine Hispanique, jamás lo hubiese creído. Esa visión era, para mí, reservada para gente muy culta que conoce quiénes son Nélida Piñeiro o Sergio Ramírez, como Linda Leith. Ella es fundadora de Blue Metropolis/Metropolis bleu, primer festival literario multilingüe del mundo, donde siempre el español fue tercer idioma oficial.
Esa perspectiva la mantuvo su sucesora, nuestra actual presidente y directora artística, William St-Hilaire. Al dividir la curaduría del programa por idiomas, agregó el portugués a mi cargo, como ya lo era el español, para que estuvieran presentes todos los idiomas (coloniales) de las Américas.
Me invitó a redactar estas líneas mi colega Marie-Andrée Lamontagne, quien estaba al frente de la sección cultural de Le Devoir, y en la actualidad dedica su talento —como escritora, editora, periodista, y traductora— a dirigir nuestra programación.
Si les cuento todo esto es porque, aunque no recuerde desde cuándo ni cómo ocurrió, ahora mi modo default es el español de la diáspora montréalaise, con derecho a mezcolanza en inglés y/o francés u otros idiomas. Es también el de todxs los que encontramos en esta isla aquello que buscamos: una vida mejor para nosotrxs y nuestrxs hijxs, lejos de la violencia, crisis económica, hiperinflación o extrema desigualdad social.
Pero también, sólo nosotrxs conocemos el dolor de estar lejos de nuestrxs seres queridxs, y el de dar lo mejor que tenemos —nuestra ciudadanía, nuestro trabajo, nuestra cultura, nuestrxs hijxs— a nuestra patria adoptiva.
Muchas gracias, Québec, por acogernos. Pero gracias, sobre todo, por reconocer y celebrar lo que valemos.
Entre las diversas actividades que se llevarán a cabo en este primer el mes de la Herencia Hispana en Québec, los invitamos al panel del libro “Historias de Montréal”, una antología de cuentos por 25 autores hispano-canadienses donde nuestra ciudad es la protagonista, organizado por el Festival Blue Metropolis/Metropolis bleu y la Comunidad de Autores Imagina, con apoyo del Consulado Argentino en Montreal y en el marco de la Semaine hispanophone 2019 de la UQÀM.